NOT KNOWN FACTS ABOUT VIERA VIDENTE

Not known Facts About viera vidente

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En tanto, el surrealista alcanza la certeza de que es posible acceder a lo incondicionado y a la verdadera libertad. La angustia que provenía de descubrirse devorado por el tiempo y proyectado a una muerte segura, se transforma en la convicción de que este mundo perecedero e ilusorio es sólo un aspecto de la totalidad. Sobreviene entonces una segunda toma de conciencia.

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Pueda yo un día instalarme en esa ciudadela – había escrito–. Sobre las murallas, que me desgarre hasta los huesos, para que el tumulto de los fantasmas ilusorios no penetre en la cámara serious.16

Rilke advirtió que las pasiones pasan a enorme distancia de nuestra vida profunda. “No es en el umbral de las pasiones –había escrito Maeterlinck– donde se encuentran las leyes puras de nuestro ser. Llega un momento en que los fenómenos de la conciencia­ habitual, que podría llamarse la conciencia particular o la conciencia de las relaciones de primer grado no nos aprovechan ni llegan a nuestra vida”.

La impureza de la inspiración primera, como la denomina Fondane, se perfecciona por el trabajo del propio poeta que, movido por un desasosiego que lo hace retornar sobre sus pasos como un remordimiento, corrige su texto en un estado de segunda inspiración. No es la ausencia lógica ni el limo profundo que deja el inconsciente al retirarse, lo que le choca y ofende; sino esos residuos del lenguaje, esos resabios prosaicos y discursivos que proyecta el automatismo.

Estos conceptos revelan la filiación tradicional de ambos poetas y en cierta medida constituyen lúcidas aproximaciones a la visión del mundo postulada por el ocultismo. Tanto­ Baudelaire como Poe participan de una vivencia very similar, de una Weltanschauung caracterizada por un orden cosmológico distinto, es decir el de la prefiguración, la correspondencia y la armonía preestablecida.

Es, sin duda, el elemento imponderable que sostiene a todas las racionalizaciones elaboradas a partir de la intuición primordial. De esa manera la Tradición es algo vivo, una permanencia revitalizada a través de los siglos, “la supervivencia inconsciente en el seno del alma colectiva, de una estructura psychological primitiva que una vez exteriorizada en palabras, engendrará las exposiciones dogmáticas de un Hermes o de un Boehme, los manuales de un Eliphas Levi y los poemas de un Rimbaud”.three

Novalis, como el adepto de la Obra Mística, exaltó la radical purificación del ser mediante una ascesis regulada que permitiese situar a la conciencia en un plano de pureza absoluta.

Es pure, entonces, que el primer anhelo del hombre que ha reconocido la realidad de ese estado de sueño, esté determinado por la necesidad de despertar. Gurdjieff­ señala que el comienzo del trabajo para lograr la autoconciencia debe iniciarse con la recordación de sí mismo, pero afirma que sin la dirección de un hombre despierto que guíe el desarrollo de las faculta­des de la mente, será difícil acceder al tercer estado de conciencia. Mediante la autoobservación perma­nente se adquiere la certeza de que “yo es otro”. El “otro es el verdadero él, el verdadero ‘yo’, aquel que aparece en la vida sólo durante instantes muy breves y que puede convertirse en algo firme y permanente después de un largo for eachíodo de trabajo”.

La universalidad de la experiencia mística fue la piedra de toque de esa similitud que atestigua la realidad del espíritu humano. Desde el sentimiento de lo Uno de que hablan los Upanishad al inescrutable Tao en Lao-Tsé y en Chuang-Tsé; desde los éxtasis de Filón y del sufismo hasta la suprema unión de Plotino, el mayor intento cognoscitivo del hombre se realiza en aquellos que, desprendiéndose del “yo” creado por la acumulación de sensaciones adulteradas, experimentan los estados místicos de la conciencia. Partiendo de lo Uno, el misticismo especulativo racionalizó lo infinito en la visión del mundo que postula un universo viviente donde todo se corresponde por sutiles y misteriosos lazos.

Pero ni el ensueño de Obermann ni los mitos de Nodier en El Hada de las Migajas, alcanzan la profundidad mística que impregna las obras de Maurice de Guérin. El sentimiento de la vida cósmica que asoma en las últimas visiones de Hugo y que habrá de patentizarse en Aurelia, se anuncia ya en el Cuaderno verde. Guérin es un niño maravillado que transita los límites del tiempo. Por momentos cruza su frontera y retorna impregnado de eternidad.

Guérin se nos presenta como un ser abierto a las divinidades del sueño. Su vida oscura, que se acerca por la intensidad de su experiencia al nivel de “sahaja samadhi” de los jivanmuktas hindúes, comunica con otra realidad más vasta que se prolonga de su propio ser.

Baudelaire sostiene que la plegaria es el depósito de la fuerza. “En la plegaria –dice– hay una operación mágica. La plegaria es una de las grandes fuerzas de la dinámica intelectual”. Cuando es realmente intensa puede provocar una especie de transformación mental y orgánica. Parece ser una tensión del espíritu hacia el substractum inmaterial del mundo y a veces “se convierte en una serena contemplación del principio inmanente y trascendente de todas las cosas”.21

A la zaga de Herder y de Baader, Novalis ha poetizado esa intuición organológica y simbólica de la naturaleza. Si la esencia del Todo organizado ha sido inculcada en el hombre por el click for more info Creador, existe un grado determinado de interdependencia entre lo infinitamente pequeño, representado por el hombre, y la infinita grandeza del universo.

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